En defensa de mi casa [Abierto]

El español organizaba algunas provisiones, el gobierno español había tomado la clara posición de ayudar a cualquier estado de España, para mantener los problemas a raya, cosa que ya era bien difíciles desde hace años, y la situación había empeorado todo para echarle la culpa al gobierno central.

Suspiró, estaba esperando una llamada, una llamada para solucionar todo esto...su destino no podía ser tan miserable como parecía! Iba a hacer lo posible, hasta lo imposible para lograr encontrar una solución a todo esto.

¿Por qué estaba aquí? Ah claro, le habían ordenado que aprendiera algo de los Europeos, porque le gustara o no, ellos si sabían como organizarse.

Por supuesto era una total locura, primero, sus relaciones con el mundo iban de mal en peor, el prejuicio sobre el terrorismo no hacia más que aumentar las sospechas, sumado a eso el hecho de que estuviera desesperado por agua...porque tenían que tomar en cuenta que se encontraba justo en el corazón de Asia...que peor mala suerte.

Esperaba realmente el no tener problemas...hasta estaba algo nervioso...tomo aire dándose valor, solo sería una pequeña visita, un par de preguntas y luego adiós.

La llamada no llegaba, suspiró, es que todo iba a tener ese sabor agridulce y a incertidumbre por siempre?...No pudo evitar sentirse un poco mareado, así que decidió dar un paseo.

Salió de su casa y para su sorpresa encontró a un chico con un aspecto terriblemente de inmigrante....antes de desconfiar le dio algo de curiosidad...

- Eh....hola? - preguntó algo curioso.

Estaba tan concentrado pensando que cuando le hablaron solo pego un gran brinco. Iba a golpearle cuando vio de quien se trataba, de seguro el no sabría quien era, por lo general era así, ya estaba casi acostumbrado a ser un desconocido.

Le hizo un gesto con las manos para que le diera un poco de tiempo, saco una pizarra y un plumon y escribio [Hola] para luego mostrarle el mensaje. Borro rapidamente para repetir la acción [Soy afganistán, mi jefe me envió]

Espero que le creyera y no le atacara o sería declaración de guerra fijo.

Se sorprendió bastante en un comienzo cuando se asustó dando un leve paso atrás y luego cuando le escribió en vez de hablar...Parecía no venir de mala fe, y hablar no le haría daño a nadie, Así que accedió a no atacarlo.

Además, no solo era ello, si no también, que realmente no deseaba atacar a nadie, y mucho menos en ese momento.

- Bueno...y qué pasó? - preguntó sin querer sonar demasiado descortés y dudoso de dejarlo entrar a su propia casa.