Castillo de Vlad (Privado-Rumania)

Lo tenia todo muy claro, sabia que ya no volvería nunca mas a su país natal, ya no seria bien recibido ni mucho menos por traicionar a su gente, a su Nación. No sabia realmente como sentirse, no había nada que podría describirlo, es mas , podía decir incluso que no sentía nada realmente, le daba igual lo que ya su familia o gente pensara de él, después de todo había sido en cierto modo engañado. No es que en verdad lo hubieran engañado, solo sentía que el ver como su nación se enamoraba de Estados Unidos simplemente fue como un baldazo de agua fría en su ser; quiso creer que en un principio era mentira que el otro lo usaba solo por que si y ya, sin embargo estaban obviamente aquellos rastros de que en verdad lo amaba.

No quiso pensar mas en eso, ya había tomado una decisión y respiró hondo, mirando sus alrededores un momento, no pudiendo evitar reír algo cuando se encontraba delante de aquel enorme castillo que demostraba aun cuan bien conservada estaba y la hermosa estructura que poseía. Miró el camino por el que andaba, había decidido caminar para llegar a aquel lugar, esperando ver quizás durante el camino a aquella persona por la cual había ido por el simple hecho de fastidiarlo y también por conocer mejor su hogar, quería saber mas cosas con respecto del rumano y bueno, también era una oportunidad de visitar un país el cual no había tenido la oportunidad de hacerlo antes.

–Aunque –Rió bajo mientras después de una media hora, al fin se encontraba enfrente del castillo, notando que al parecer ya no había nadie por el momento que lo estuviera cuidando como decían en los folletos que encontró –No estaría mal que me lo encontrara aquí, seria una situación divertida en especial si lo veo vestido de Dracula– Observó los alrededores antes de intentar adentrarse dentro del castillo sin ser encontrado por algún guardia o tal.